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Mostrando las entradas de mayo, 2009

Latidos bicentenarios

Entre el fuego de las ideas y las pasiones de la política diaria, hoy comienza el despertar irremediable y bicentenario. El bronce de la gloria fundiéndose con la sangre de nuestros ancestros latiendo, milenaria y ansiosa. Los tiempos se renuevan y el pensamiento busca el salto cuántico que lo eleve hacia otro lugar, hacia el nacimiento de otra nación. Y en medio de esta turbulencia supongo que podría escribir sobre inmortalidades y glorias, sobre próceres y prohombres, sobre ilustres e Historia… pero sólo me sale recordar las manos quebradas, las fotos de sepia, los heroísmos anónimos, las historias de familia contadas alrededor de una mesa. De todo el andamiaje que sostiene 200 años de patria, elijo creer que este es el fundamental, el arco ojival de nuestra Argentina gótica, compleja, misteriosa y exquisita que ansía siempre elevarse. En los días que vienen muchos recordarán las voces del pensamiento fundador, pero quizás las más olvidadas sean aquellas que más me inspiran. Aquellas

Llegar distinta

Se me ocurre que vas a llegar distinta no exactamente más linda ni más fuerte ni más dócil ni más cauta tan sólo que vas a llegar distinta Fragmento de “Bienvenida”, de Mario Benedetti Supongo que tuvo razón después de todo. De todo este tiempo de reconocerlo en la letra, en las bandas de sonido de mis recuerdos, de esa noche a dos voces con Daniel Viglietti que me conmovió el alma… Quién sabe si realmente hubiera querido llegar distinta a este día en el que decir adiós no me sale. Recuerdo haber festejado cumpledías , cambiando estatutos y horóscopos como lo sugería, aprendiendo a manar amor sin miseria y añorando que esos júbilos y lealtades que me prometía desde el papel me rodearan cuanto antes como ángeles o veleros . No temí perderme en esa laguna insomne, inmóvil y paciente . De alguna extraña manera, sus palabras fueron relato y conjuro. Las leí, nos hicimos cómplices, me acompañaron en el camino y luego volvieron a sus páginas. De los poetas que han puesto su voz en mi vida

Quijotes, Sanchos y molinos

Contar fábulas siempre se me ha antojado un capricho no resuelto. Nunca sé del todo cómo dar con los finales aleccionadores o felices, y la moralina se me hace repetitiva y aguada. Esta noche lo reintento porque quiero escribir sin que alguien decida borrarme la letra. Esta noche creo mucho menos de lo que creía a las 6 de la tarde. Esta noche se me cayó un ídolo. Supongo que a todos nos pasa alguna vez. Esa persona que creíamos inteligente, brillante, distinta y que a la postre, en el tira y afloje de la cotidianeidad, termina siendo más débil, mezquina y humana de lo que ya somos los que peleamos por zafar. Y, a qué negarlo, puestos ante nuestra debilidad y sumada la decepción somos seres frágiles y muy volátiles. Verán… es que yo adoro a los visionarios, pequeños Quijotes de nuestros tiempos con ideas propias y ritmo para germinarlas. Torpes y arrebatados, cuando cuidan el detalle tienen el mimo excesivo de los niños para con lo más frágil. Me pierdo en horas de escuchar sueños impo