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Mostrando las entradas de 2010

Los chicos malos

Este no ha sido un año muy prolífico para mis letras en este espacio. Quizás hubo demasiado “en el micrófono” para el silencio que requiere escribir pensando desde el otro lado. O tal vez todo sucedió con paso tan fugaz que las columnas iban cayendo a cada golpe de timón que zamarreaba personajes e historias. No significa que esta en particular sí valga la pena ser escrita o leída, pero es la primera vez en meses que realmente tengo ganas de contar algo y voy a por ello. De un tiempo a esta parte escucho a una amiga política decir, a la hora de justificar el imparable ascenso de algunos sub50 del tablero chubutense: “es que son kamikazes, no tienen miedo y van por todo”. Invariablemente, siempre que la escucho, pienso: “tiene razón…” Y en el fondo me queda una sensación que se parece mucho a la envidia, otro tanto a la duda y también un poco a la aventura de imaginar cómo será un mapa político provincial dominado por esos nombres en los próximos diez años. La pregunta que permanece en

La neutralidad puede esperar

Murió Néstor Kirchner. Palabras repicando entre lo real y lo virtual. Entre lo sentido y lo dicho para la ocasión. Murió Néstor Kirchner. Político. Líder. Patriota. Bisagra. Patagónico. Alquimista. Presidente. Justicialista. Peronista. Compañero. Adversario. Defensor. Gladiador. Luchador. Convicciones. Dignidad. Consenso. Disidencia. Nacional. Popular. Conciliador. Altisonante. Militante. Apasionado. Pasión y militancia es quizás el legado menos apreciado en estos casi dos días de condolencias y análisis político institucional. Sin embargo, es el que le reconocen desde las tripas quienes lo conocieron desde su trinchera y quienes lo enfrentaron en la arena. Pasión y militancia es el motor de los jóvenes que, como pocas veces antes, se vuelcan a la calle sabiendo que fue él con su blanco o negro quien los sacó de la conformidad. Kirchneristas o no, cada uno en sus ruedos, reciben ese legado y los define. Como marcará también la historia político-dirigencial de los próximos 10 años, dema

Latidos bicentenarios

[Publicada hace exactamente un año, sigue reflejando lo que siento. La posteo una vez más como gesto de reafirmación, de resistencia, que confío comprenderán.] Entre el fuego de las ideas y las pasiones de la política diaria, hoy comienza el despertar irremediable y bicentenario. El bronce de la gloria fundiéndose con la sangre de nuestros ancestros latiendo, milenaria y ansiosa. Los tiempos se renuevan y el pensamiento busca el salto cuántico que lo eleve hacia otro lugar, hacia el nacimiento de otra nación. Y en medio de esta turbulencia supongo que podría escribir sobre inmortalidades y glorias, sobre próceres y prohombres, sobre ilustres e Historia… pero sólo me sale recordar las manos quebradas, las fotos de sepia, los heroísmos anónimos, las historias de familia contadas alrededor de una mesa. De todo el andamiaje que sostiene 200 años de patria, elijo creer que este es el fundamental, el arco ojival de nuestra Argentina gótica, compleja, misteriosa y exquisita que ansía siempre

El Factor Buzzi

Hace poco más de dos años, las primeras andanadas de críticas recibían la gestión de Martín Buzzi al frente de la Intendencia de la compleja y acomplejada Comodoro Rivadavia. Por entonces, la urticante explicación de la flamante administración fue: “resistencia al cambio”. Como si de una profecía autocumplida se tratara, los días transcurridos desde entonces han sido una variación del mismo tema. La resistencia ha pasado por todas las etapas y para sus más acérrimos militantes ha sido más que una sorpresa la reciente encuesta de imagen de gestión. A Martín Buzzi pocos lo entienden, menos son los que le tienen paciencia y todavía menos los que se dedican “realmente” a escucharlo. Signado como sordo a los concejos partidarios y causa perdida de los sucesivos dirigentes locales que pretendieron apadrinarlo, su aparato político propio es cuasi-prestado y todo pareciera indicar que esa también será una factura a pagar en el escenario de una interna partidaria –por decir lo menos- compleja.

La marcha de un hombre pequeño

No debiera ser tan difícil describir una campaña presidencial, lo que al fin y al cabo era el objetivo cuando comencé a escribir esta columna. Sin embargo, la tarea ha amenazado con convertirse en inabordable. Los actores de esta trama entran y salen de la escena con la velocidad de la fama de “la chica del verano”. Hoy son candidatos, mañana se descartaron, pasado los impostulables vuelven a etiquetarse, y siempre hay uno que todavía lo piensa. En medio del revoleo de arena, el tejemaneje pre-electoral lo enreda todo. En nuestro país ya no hay decisiones pequeñas, fotos intrascendentes, gestos insospechados ni diálogos casuales. Palabras como “conspiración”, “estabilidad institucional” y “renuncia” son pronunciadas con una ligereza tal que el tablero tiembla y los jugadores se preguntan cómo mantendrán las fichas en juego el tiempo que sea necesario, o si acaso alcanzarán a batir los dados para el próximo movimiento. En este esquema, no son muchos los nombres que se arriesgan a largar