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Mostrando las entradas de 2012

Los idus esquivos

La primera vez que escribí sobre él se miraba en un espejo y era otro hombre común. Un amigo me lo recuerda desde que empecé a pensar esta columna. Cuatro años y uno más desde entonces... Hoy sigue siendo aquel hombre y busca otros reflejos. Como no podía ser de otra manera para el enigma político que todavía representa, los que encuentra le son casi siempre incompletos y extraños. Sería simplista reducirlo a las categorías entre lapidarias y encantadoras que ofrecen en privado quienes comparten el ruedo con él. Y en política, como en muchas otras áreas, nada es tan simple ni tan lineal. Intento escapar a la descripción de la imagen en sí, que es en esencia la misma de por aquel entonces, aunque los escenarios sean otros y los tableros hayan incorporado nuevos peones. Los conflictos internos y públicos siguen siendo guerras de intereses. Los futuros numerados continúan el sueño de las ambiciones más que de las realidades posibles. Los popes partidarios siguen siendo p

Gritos sagrados

En estos días cumpliría 13 años en el oficio del periodismo. Por momentos más activa, por otros al borde del retiro permanente, estos tiempos los vivo desde un margen que amenaza con quedar fijo entre un antes y un después. 2012 es un gran año para ser periodista. En mi caso, para haberlo sido. Hace unos días me reencontraba con alguien con quien compartí aire cuando yo recién empezaba en la profesión y él estaba ya en un lugar de privilegio. El presente lo encuentra en el centro de la gran batalla de los medios de comunicación de la Argentina, que no es una relacionada con santos oficios y altruismos, sino con profundos intereses corporativos a la vez que culturales. Mirándolo en ese lugar pensaba en el enorme paso que representa el hecho de que un periodista del interior esté en esa vanguardia. Y es que esta lid no es ni más ni menos que también un último golpe al unitarismo aún vigente en nuestro país. Si corremos las tirrias de la escena, esta es la más federal

Cuentos para no dormirse

“Es importante seguir leyendo sin juzgar. Si se comienza a dividir entre buenos y malos, otra vez, el cerebro genera un arco de violencia que es lo más peligroso. Los ‘anti’ y los ‘ismos’, cuando recurren a la violencia muestran la primera punta de la enfermedad mental. El individuo violento no puede ser considerado sano, nunca.” José Covalschi En estos últimos quince días, dos historias sobre libros y lectores asomaron en mi Twitter. La primera vino de Marcelo, quien contó sobre cómo había llegado a la Patagonia la primera edición de “Alicia en el País de las Maravillas” y de su portadora, que encontró en esas páginas un puente con su nuevo mundo. Hace apenas unas noches atrás, Paula comunicaba la continuidad de una tradición de sus padres a ella y de ella a sus hijos. “El Principito” encontrado en su vieja biblioteca le recordaba con una dedicatoria de sus padres que había sido su primer libro. Ella decidió entonces fundar para cada uno de sus hijos una biblioteca con u

#MiUnicoHeredero

Hoy cumplimos un mes, esta columna y yo. Ha sido una relación compleja, con hastíos e indiferencias, cargada de nuevos comienzos y desafíos renovados. Volvemos a elegirnos. ¿A ver si esta vez logramos?  Con la militancia digital pasa lo mismo que con esos novios que no son lo que tus viejos, familia y amigos esperaban para vos – demasiado muchas cosas de esas “raras” y poco de lo que se ajusta al molde “como debe ser”. Igual destino corre el resultado: a vos -que estás de cabeza en la cancha- nada te importa menos que la tribuna y ni qué hablar al novio, que ya venía bastante liberado de entrada. Perdón!? , diría una concejal comodorense cuando empieza a indignarse. Si. Eso pasa. Y por ahora el novio solo es peronista, porque el radical apenas comienza a tomar nota y el resto de los partidos pasea entre la química instantánea y el desencanto. Juguemos a hacer zoom en algunas muestras de esto tan raro. Zoom in a uno de los candidatos a intendente 2011 en Ch

Nuevas fronteras

“Ni todo lo que anda errante está perdido” Tolkien Cualquiera que me conoce sabe que soy absolutamente capaz de extraviarme y vagar sin rumbo en un pueblo de seis calles, con el mismo talento innato que me evita seguir un mapa o salir del subte en la dirección correcta. Es así. No importa qué tan grande o chica sea una ciudad, lo más probable es que en mis primeras exploraciones me pierda sin remedio. Si me quedo lo suficiente en terreno, identifico aquel edificio, ese lugar, el árbol antiquísimo, la plaza bonita y de ahí parte mi métrica. Si estoy solo de paso, será una experiencia que disfrute ya sin ego herido mientras espero recordar al menos el nombre de la ciudad. Esto me ocurrió hace unos años en Barcelona. Hacía frío, el cielo estaba constantemente gris y solo tenía unas pocas horas. Muy prolija, había señalado un par de lugares en –claro- un mapa, como si realmente fuera a poder interpretarlo una vez en marcha. De fe inquebrantable, me acusarían algunos. Era

Mandatos cumplidos

El mes de abril me lo robaron completo. O mejor dicho, me lo auto-robé para volver a ser aprendiz de libros y ruedas de pensamiento. Leyendo, rumiando, foreando , escribiendo prácticos. En parte, porque había un desafío personal pendiente de volver a esos lugares; también porque me tentaron con dos cursos-taller en simultáneo a la flamante cursada universitaria; y en el fondo, porque se me hacía más que necesario despabilar a las neuronas, cada día más enamoradas de jugar a las estatuas. En ese camino de regreso, pasé por mucho foro y participé como actor y observador de esos relatos. Historias que contienen en su mayoría esa extraña mezcla entre el hastío, la esperanza y la movilización. En un punto, me encontré pensando en cuál es el mapa válido que se sigue cuando todos los mandatos están cumplidos. En algunos terrenos creo que todavía avanzamos apenas mirándonos los pies para no tropezar demasiado. Cada vez que atiendo el teléfono o reviso los mails , hay alguie

Las otras vigilias

Al atardecer de este día cada año, frente al mar, cada vez menos comodorenses se reúnen para compartir la Guardia de las Estrellas, el ritual de vigilia con el que los veteranos locales eligen esperar el 2 de abril. Según el año hay más o menos actividad y concurrencia, músicos locales que acompañan con su arte, el Ejército con su eterno chocolate bien caliente para pelearle al frío, y el acompañamiento de los que se sienten convocados para recordar a sus héroes. Hace dos o tres vigilias, se abrió una muestra histórica con elementos de combate, fotografías y coberturas de prensa en el cercano Centro de Promoción Turística. De esa noche recuerdo una foto de un diario local mostrando una columna de los chicos que salían del Aeropuerto “General Mosconi” hacia las islas. Me recuerdo mirando esas caras y pensando cuántos de ellos habían vuelto a sus casas y cómo, descubriendo en los ojos esa mezcla de incertidumbre y miedo que trasuntaba el papel. No sé cuándo comencé a as

Todo lo que sostiene Pereira

Este blog arriesgaba sus primeras letras en junio de 2007.  Diez años antes, en mis últimos meses de porteñismo elegido, "Sostiene Pereira" me salía al paso. Del libro a la película, mi mirada de esos años fue luego a la eterna pantalla blanca de esos días, sin filtros y sin mesura.  Recién la misma pantalla me devolvió a ese pasado con una noticia: murió Antonio Tabucchi. En el relato colectivo que los medios argentinos ya reflejan, encuentro esta frase de Pilar del Río: "Hemos perdido un gran escritor, un resistente. La libertad era valor indiscutible y la luchó". La leo y recuerdo lo escrito, lo busco, lo encuentro y decido publicarlo.  No porque sea un digno homenaje a su pluma.  Sí quizás porque siempre creo que esas voces únicas que nos llevan a incorporar otros idiomas y otros diálogos, que nos elevan en debates internos y nos desafían a pensar, no debieran acallarse sin al menos un pequeño eco con humilde sabor a "gracias". Esquivo la te

Mil Cristinas

Los chicos malos. 30 de diciembre de 2010. Un año y días fuera de todo micrófono. En el medio, la historia política de la provincia sangró, tembló, se destruyó, se recreó y volvió a sangrar de nuevo. Todavía es incierto en qué vereda dejarán las últimas réplicas a leales, neo-leales, y traidores. Cada tanto, ante una declaración demasiado arriesgada o un toreo incierto, me pregunto si es que todavía importa. Quizás todo derive en lo anecdótico y esta página sea la de un libro dejado realmente atrás, hasta que algún escenario necesite rescatarlo del estante. En algún punto de ese trayecto, quizás me cansé de intentar decir algo sobre todo aquello o el resto que siempre es resto. Primero dejé de escribir, después dejé de radiar, después dejé mi ciudad y mi provincia, y ahora que miro ese camino desde una nueva salida me pregunto si los altares ante los que cayó el silencio eran tales, ahora que los dioses ya no lo son tanto. Para estas fechas de 2010, un amigo -de esos que so