Gritos sagrados
En estos días cumpliría 13 años en el oficio del periodismo. Por momentos más activa, por otros al borde del retiro permanente, estos tiempos los vivo desde un margen que amenaza con quedar fijo entre un antes y un después. 2012 es un gran año para ser periodista. En mi caso, para haberlo sido. Hace unos días me reencontraba con alguien con quien compartí aire cuando yo recién empezaba en la profesión y él estaba ya en un lugar de privilegio. El presente lo encuentra en el centro de la gran batalla de los medios de comunicación de la Argentina, que no es una relacionada con santos oficios y altruismos, sino con profundos intereses corporativos a la vez que culturales. Mirándolo en ese lugar pensaba en el enorme paso que representa el hecho de que un periodista del interior esté en esa vanguardia. Y es que esta lid no es ni más ni menos que también un último golpe al unitarismo aún vigente en nuestro país. Si corremos las tirrias de la escena, esta es la más federal