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Mostrando las entradas de enero, 2009

Grandes bolas de fuego

Uno de los hechos insólitos de los pasados días comodorenses ha sido la caída de una bola de fuego frente a la costa de la ciudad. Les juro que hay varios testigos. Nadie atina a dar una explicación científica ni mucho menos y, a través de comentarios virtuales y no sin humor, los lectores de uno de los diarios locales se encargaron de especular que se trataría de marcianos enterados de la posibilidad de usurpar tierras hasta una nueva estrategia petrolera para tomar plantas de almacenamiento costeras. Muchos, con menos humor y hasta alivio, celebran que la trayectoria del objeto desconocido haya terminado en el mar y aseguran que lo último que la faltaría a la actual administración municipal sería lidiar con un impacto profundo en pleno centro de la ciudad. Rodeando el evento, otras bolas de fuego han ido cayendo sobre el cada vez más bombardeado campo de la política local. La elección de Ricardo Trovant como vocero de la gestión ante la problemática suscitada por las ocupaciones ileg

2009 y van…

Casi sin sentirlo se fue el 2008 y llegó el nuevo año. Esperado, en crisis, electoral, en guerra, inseguro, okupa, cansado antes de empezar. Pareciera que también al mundo se le ha hecho difícil afrontar este año con esperanza. Una recorrida por los canales “científicos” el primer día del 2009 y desde entonces arroja una serie de programas especiales con títulos dignos del mejor cine catástrofe: Imágenes del Apocalipsis, La Tierra sin Humanos, y así. Hasta la cartelera cinematográfica se estrenó con un “El día en el que la tierra se detuvo”, en el que un ser de otro planeta nos advierte que lo hemos hecho todo mal. En suma, la idea imperante es un apocalíptico “moriremos todos”. O nos arrasará una ola gigante, o nos llevará por delante un cometa, o un descuido de laboratorio nos eliminará con un virus, o el clima se volverá un enemigo letal, o algo así de masivo y express. La realidad es que sí, moriremos todos, pero es probable que sea lento y doloroso y quizás nos vayamos exterminand