Nunca la novia
Un viejo dicho popular reza: “siempre la dama de honor, nunca la novia”. Tal pareciera que el futuro político de Comodoro Rivadavia se niega a encorsetarse en ese traje blanco y a medio apolillar que descansa en el fondo del ropero, a la eterna espera de ser usado. De un esquema todopoderoso que la situaba al fin en el centro de la escena, con cánticos y carteles de victoria que veían en el 2011 una marca con impronta local, la bella Comodoro ha pasado a ser una vez más la presa fácil de la ambición electoral de otros que siempre, por experiencia, la tienen más clara. O sea, el novio se le fugó a dos pasos del altar. Le pasó a la Comodoro radical, cuando el aparato valletano que responde a Mario Cimadevilla se mostró impermeable a la avanzada de Pedro Peralta, aunque los números finales jugaran más a su favor. Le pasó a la PACHista, cuando las internas le guiñaron un ojo al tradicional Roque González contra el aparato escindido del ruedo local, encabezado por Federico Pichl. Le pasó a