Ella camina sola
No la conozco. Es más: hasta hace un mes, ni siquiera sabía su nombre. Quizás la haya visto en algún pasillo, como al pasar. Quizás, si me esfuerzo cuando me la describen, puedo vislumbrar que alguna vez la he cruzado durante algún almuerzo. Me cuentan lo que ha pasado con ella y lo escucho absorta. Primero por la curiosidad humana normal, después con gran incredulidad, más tarde de lo que hubiera querido le sigue la indignación y, mucho después, la tristeza. Y desde ese sentimiento decido hoy escribir sobre este secreto a voces que muchos disfrutan y tantos otros comparten todavía sin saber muy bien qué hacer con él. Quizás sea una leyenda urbana de la petrociudad. Quizás no. No es fácil dirimir entre realidad y ficción en estos tiempos. Cuenta la historia que, hace unos meses, una mujer que trabaja en una empresa en la que su género todavía es minoría llevó su notebook corporativa al departamento de sistemas de la misma empresa. Se la devolvieron sin el menor comentario y, poco despu