Cosas de Chicas

Desde este siglo XXI no queda sino preguntarnos cómo habrá sido, allá lejos y hace tiempo, ser chicas.Cuando hoy estamos cercadas en nuestro propio territorio de independencia ganada en batallas que han llevado demasiados años, y mientras tratamos de descubrir la respuesta a todos los "para qué quería yo esto", apenas si podemos imaginarnos un tiempo en el que sólo teníamos los sueños.
Una posible mujer Presidente electa es la última realidad que se nos ha plantado enfrente. Quizás no fue una sorpresa, pero a veces dudábamos si sería una realidad palpable. No fuimos pocas las que nos emocionamos con una Michelle Bachelet asumiendo su cargo mientras nos preguntábamos si alguna vez lo veríamos de este lado.
Y una vez que ya tenemos una chica en carrera, varios insisten en hablarnos de sus extensiones, sus gustos en ropa, sus ansias de mantenerse perfecta, la coronan "Reina" o la etiquetan como "autoritaria". Pero... qué esperábamos? Qué otra cosa puede ser una chica política en nuestro país? Si es Reina, es decorativa y que no moleste, porque las decisiones las tomarán otros. Si es autoritaria, es una histérica y/o una loca. De ninguna manera se la ha pensado como una figura que nos represente con inteligencia o propiedad, como se podría esperar de un Presidente en casi cualquier país civilizado del mundo.
Cuánto nos gustaría a las otras chicas, adherentes a su candidatura o no, que alguien hablara de su inteligencia, la batalla de años en tierra de hombres con sus aciertos y desaciertos, el camino recorrido, las propuestas, las visiones... Al menos por ahora, es sólo uno de tantos deseos. Es sólo una mujer más en otro terreno de hombres.
Y en la garganta nos queda un nudo de frustración al pensar que muchos que comenzarán a llamarse "de la primera hora" serán los mismos que hasta ayer la denostaban con los peores epítetos y lo seguirán haciendo, aunque con más cuidado.
En un país donde una provincia acaba de elegir a una gobernadora y los porteños apostaron a la figura de otra mujer lúcida y fuerte, los chubutenses y comodorenses nos hemos quedado atrás en la tendencia. Al menos el único partido que celebró internas se ocupó de darle un lugar destacado a una de sus mujeres: los comodorenses tendremos una candidata a ViceIntendente. Del resto, siempre el cargo "consuelo" es el legislativo. Esas cosas que tiene la ley de cupos y la forma en que los cupos se negocian.
La realidad es que no hay una mujer política fuerte que asome en la escena. Como tampoco hay un hombre político moderno que tenga la lucidez suficiente como para comprender estos nuevos tiempos, lejanos de aquella chica que se callaba y obedecía sin chistar.
Quizás en estos meses, las chicas debiéramos unir fuerzas.
No significa que debamos votar a quienes no nos representan por ideas o propuestas o ideología. Significa que, cada vez que escuchemos a un comunicador o personaje público burlarse de una mujer, hablar de bobadas tales como moda y peluquería cuando lo que está en juego no es la tapa de Caras, denostar paternalmente una postura porque la plantea "una mina", no lo permitamos. Apaguemos la radio, la tele, dejemos de comprar el diario, cambiemos nuestro voto hacia alguien
respetuoso de la igualdad que nos merecemos.
Todavía recuerdo los dichos de aquel diputado provincial de la oposición sobre una ministro del actual gobierno provincial, criticándola porque iba con cartera a juego con los zapatos a todos los actos. Acaso alguna vez criticó el color de las corbatas de alguno de los ministros, o el corte del traje? No. Hay algo más patético? Sí. Que ninguno de sus votantes le reclamó esos dichos. Ni Dios ni la Patria se lo demandaron.
Las chicas debiéramos tener acceso a todos los ámbitos sólo por ser chicas?
No.
Claro que no.
Los hombres tampoco.
El mérito, nuestra valía, es lo que nos da derecho a unos y otros.
Cerremos filas y avancemos hacia una igualdad menos ficticia.
Quizás ese pueda convertirse en el verdadero cambio que se viene.