Los chicos malos
Este no ha sido un año muy prolífico para mis letras en este espacio. Quizás hubo demasiado “en el micrófono” para el silencio que requiere escribir pensando desde el otro lado. O tal vez todo sucedió con paso tan fugaz que las columnas iban cayendo a cada golpe de timón que zamarreaba personajes e historias. No significa que esta en particular sí valga la pena ser escrita o leída, pero es la primera vez en meses que realmente tengo ganas de contar algo y voy a por ello. De un tiempo a esta parte escucho a una amiga política decir, a la hora de justificar el imparable ascenso de algunos sub50 del tablero chubutense: “es que son kamikazes, no tienen miedo y van por todo”. Invariablemente, siempre que la escucho, pienso: “tiene razón…” Y en el fondo me queda una sensación que se parece mucho a la envidia, otro tanto a la duda y también un poco a la aventura de imaginar cómo será un mapa político provincial dominado por esos nombres en los próximos diez años. La pregunta que permanece en