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Las otras vigilias

Al atardecer de este día cada año, frente al mar, cada vez menos comodorenses se reúnen para compartir la Guardia de las Estrellas, el ritual de vigilia con el que los veteranos locales eligen esperar el 2 de abril. Según el año hay más o menos actividad y concurrencia, músicos locales que acompañan con su arte, el Ejército con su eterno chocolate bien caliente para pelearle al frío, y el acompañamiento de los que se sienten convocados para recordar a sus héroes. Hace dos o tres vigilias, se abrió una muestra histórica con elementos de combate, fotografías y coberturas de prensa en el cercano Centro de Promoción Turística. De esa noche recuerdo una foto de un diario local mostrando una columna de los chicos que salían del Aeropuerto “General Mosconi” hacia las islas. Me recuerdo mirando esas caras y pensando cuántos de ellos habían vuelto a sus casas y cómo, descubriendo en los ojos esa mezcla de incertidumbre y miedo que trasuntaba el papel. No sé cuándo comencé a as...

Nunca la novia

Un viejo dicho popular reza: “siempre la dama de honor, nunca la novia”. Tal pareciera que el futuro político de Comodoro Rivadavia se niega a encorsetarse en ese traje blanco y a medio apolillar que descansa en el fondo del ropero, a la eterna espera de ser usado. De un esquema todopoderoso que la situaba al fin en el centro de la escena, con cánticos y carteles de victoria que veían en el 2011 una marca con impronta local, la bella Comodoro ha pasado a ser una vez más la presa fácil de la ambición electoral de otros que siempre, por experiencia, la tienen más clara. O sea, el novio se le fugó a dos pasos del altar. Le pasó a la Comodoro radical, cuando el aparato valletano que responde a Mario Cimadevilla se mostró impermeable a la avanzada de Pedro Peralta, aunque los números finales jugaran más a su favor. Le pasó a la PACHista, cuando las internas le guiñaron un ojo al tradicional Roque González contra el aparato escindido del ruedo local, encabezado por Federico Pichl. Le pasó a ...

Quijotes, Sanchos y molinos

Contar fábulas siempre se me ha antojado un capricho no resuelto. Nunca sé del todo cómo dar con los finales aleccionadores o felices, y la moralina se me hace repetitiva y aguada. Esta noche lo reintento porque quiero escribir sin que alguien decida borrarme la letra. Esta noche creo mucho menos de lo que creía a las 6 de la tarde. Esta noche se me cayó un ídolo. Supongo que a todos nos pasa alguna vez. Esa persona que creíamos inteligente, brillante, distinta y que a la postre, en el tira y afloje de la cotidianeidad, termina siendo más débil, mezquina y humana de lo que ya somos los que peleamos por zafar. Y, a qué negarlo, puestos ante nuestra debilidad y sumada la decepción somos seres frágiles y muy volátiles. Verán… es que yo adoro a los visionarios, pequeños Quijotes de nuestros tiempos con ideas propias y ritmo para germinarlas. Torpes y arrebatados, cuando cuidan el detalle tienen el mimo excesivo de los niños para con lo más frágil. Me pierdo en horas de escuchar sueños impo...

2009 y van…

Casi sin sentirlo se fue el 2008 y llegó el nuevo año. Esperado, en crisis, electoral, en guerra, inseguro, okupa, cansado antes de empezar. Pareciera que también al mundo se le ha hecho difícil afrontar este año con esperanza. Una recorrida por los canales “científicos” el primer día del 2009 y desde entonces arroja una serie de programas especiales con títulos dignos del mejor cine catástrofe: Imágenes del Apocalipsis, La Tierra sin Humanos, y así. Hasta la cartelera cinematográfica se estrenó con un “El día en el que la tierra se detuvo”, en el que un ser de otro planeta nos advierte que lo hemos hecho todo mal. En suma, la idea imperante es un apocalíptico “moriremos todos”. O nos arrasará una ola gigante, o nos llevará por delante un cometa, o un descuido de laboratorio nos eliminará con un virus, o el clima se volverá un enemigo letal, o algo así de masivo y express. La realidad es que sí, moriremos todos, pero es probable que sea lento y doloroso y quizás nos vayamos exterminand...

Pecados de juventud

Ya no hay escapatoria a la más patente de las realidades políticas de los últimos años en lo que a nuestra ciudad y nuestra provincia se refiere: la nueva generación llegó al poder. Aún más: al menos desde la brecha de quién les escribe, somos congéneres de los nuevos reyes de las olas político-institucionales. Esa es una de las cabezas de esta hidra que en algún momento creímos justa y sabia. La portadora del cambio, las nuevas prácticas institucionales y la conjunción de conocimiento e imaginación puestas al servicio de un sistema en crisis. Mas como suele suceder en la mayoría de las revoluciones, el devenir cotidiano nos demuestra que compramos el espejismo de un cambio que no se manifiesta con la espectacularidad que siempre esperamos. Jóvenes universitarios, sí, pero con un ancla demasiado leve en la experiencia ligada a las realidades más crudas y hasta se diría al sentido común más simple. Nueva dirigencia política, sí, pero con las viejas prácticas ya hechas carne por la tutel...

Good Show

A veces pienso que en materia de gestiones culturales vamos perdidos. Así, sin chance de optimismo. Pensarlo no sería nada si no fuera porque, más o menos cada cuatro años, la idea tiene a reafirmarse. Superado el asombro de ver confundir y sojuzgar conceptos sin tregua, más de una vez sólo queda la profunda desazón de ver que, capítulo tras capítulo, se repite la historia. Y no pasa por una mera resistencia al cambio, como se ha declarado con absoluta convicción. Pasa por el hastío de ver cómo la cultura también se ha convertido en territorio de deterministas que deciden qué es cultura y qué no, y lo comunican con una ligereza tal que deja entrever más que firmeza de carácter, llana ignorancia. De cada ciudad en la que he estado, argentina o extranjera, siempre me ha cautivado por partes iguales el circuito oficial con sus museos, muestras y teatros, como el circuito alternativo con la informalidad del arte callejero, la música al paso y las voces de las minorías que distan mucho de s...