Cuatro años y un día
Hoy es 29 de Febrero. El primero después de cuatro años. El último día que vivió Susana.
Un día como hoy terminó sus vacaciones en Esquel, se subió a un auto y emprendió el camino de regreso a Comodoro.
Nunca llegó. La Ruta Nacional 40, entre Tecka y Gobernador Costa, le llevó la vida.
Susana era genial, graciosa, leal. Era una de mis mejores amigas.
Nada es lo mismo cuando los amigos se van tan pronto y sin avisar. Es una de esas verdades de la vida que tiene una tristeza tan profunda como ausencia de razones.
Días después del accidente empezamos a investigar antecedentes, sólo para descubrir que el mismo lugar había sido testigo de varios otros por las mismas razones. Encontramos registros de las gestiones de las Cámaras de Comercio de Comodoro Rivadavia y Esquel ante Vialidad Nacional, declaraciones de autoridades provinciales relacionando las altas cifras de accidentes viales con el mal estado de las rutas, gestiones de legisladores nacionales ante los organismos correspondientes para revertir la situación. Encontramos el peso de una realidad que nos agobiaba y también nos decía que al fin es verdad que todo pasa por alguna razón.
Cada una de las personas que perdimos a Susana, decidimos dejarla ir de una manera diferente.
Mi decisión fue hacer un uso más activo de mi voz ciudadana. Desde ese momento, en cada espacio mediático que he ocupado, el reclamo para que se terminen las obras de pavimentación de esa ruta ha sido una constante. He mantenido el tema en mi agenda informativa, en el micrófono de cada una de las radios que me han visto pasar desde entonces. Llorando, con voz quebrada, con indignación, con calma. Como saliera, pero sacándola afuera. Y este año, este es el espacio y la dimensión de mi voz.
En el 2004, casi un mes después del accidente, el actual Gobernador de la Provincia anunció la reparación inmediata de ese tramo de la ruta. Decidí escribirle contando el detalle de todo lo ocurrido, contándole sobre Susana. Lo hice para que esa acción y esa obra tuvieran un nombre y una historia para él, pero también para manifestar gratitud y apoyo a su gestión. Es anecdótico que supiéramos que no era posible la reparación “inmediata”, porque todo depende de un plan nacional que sigue su marcha y tiene todas las etapas de las obras públicas. El gesto, la puesta en el ojo público, era lo importante. Quizás en los esquemas de soluciones express que muchas veces reclamamos este parezca un gesto vacío. Les aseguro que no lo fue.
Hace un año, en una cadena de mails, pedí a mi círculo más cercano que escribiera a sus legisladores nacionales, que comentaran el caso con sus amigos, que reenviaran el mail a sus contactos. No sé qué tan lejos hemos llegado por esa vía, pero si al menos una persona se sintió involucrada es suficiente.
Y también decidí comenzar a escribirles a mis representantes en el Congreso de la Nación.
Toda vez que le cuento a alguien que hice y hago esto, me miran como si fuera un personaje de película y en cualquier momento comenzaran a aparecer los títulos de cierre. Es una de esas cosas que hace la gente en otro lado, en otro paisaje. Acá, no.
Sólo un legislador ha respondido siempre: el Senador Nacional Marcelo Guinle. Y la respuesta escrita ha sido detallada sobre todos los estadios de la obra y el grado de avance, pero la más importante ha sido la respuesta de gestión. Durante años ha mantenido en su agenda de gestión un reclamo e interés constante por el estado de transitabilidad de las rutas, y la Ruta 40 ha ocupado un lugar de preeminencia.
No importa que haya sido el único. Uno es suficiente. Uno hace la diferencia. A los otros, ya no los voto.
Hoy la Ruta 40 va rumbo a convertirse en la columna vial-turística más importante del país. El plan de inversiones continúa, las obras también. El tiempo pasado sin gestión es tiempo perdido, pero el futuro es prometedor. No es un logro personal, pero sí es una batalla ganada para iniciar otras.
Les cuento todo esto tal vez para exorcizar tristeza, pero también para pedirles que consideren tener un día de acción ciudadana activa y positiva, sobre este tema o sobre el que los preocupe. No una reacción anónima y del momento. Sí una acción, con nombre, apellido y documento, poniendo en verdadero juego nuestro rol de ciudadanos de una democracia.
Escriban a sus legisladores. Contacten a sus Gobernadores e Intendentes. Pónganles una cara y una historia a las políticas de Estado. Apoyen lo que les resulta válido, pidan acciones sobre lo que no funciona. Comprométanse.
Que sea hoy o un día cualquiera, no importa. Lo importante es poner a girar la rueda, ser uno de los engranajes del cambio.
“Para que nuestra esperanza sea más que venganza / sea siempre un camino que se deja de herencia”, dice alguna canción por ahí.
Que así sea, que así sea, que así sea.
Gracias.
Un día como hoy terminó sus vacaciones en Esquel, se subió a un auto y emprendió el camino de regreso a Comodoro.
Nunca llegó. La Ruta Nacional 40, entre Tecka y Gobernador Costa, le llevó la vida.
Susana era genial, graciosa, leal. Era una de mis mejores amigas.
Nada es lo mismo cuando los amigos se van tan pronto y sin avisar. Es una de esas verdades de la vida que tiene una tristeza tan profunda como ausencia de razones.
Días después del accidente empezamos a investigar antecedentes, sólo para descubrir que el mismo lugar había sido testigo de varios otros por las mismas razones. Encontramos registros de las gestiones de las Cámaras de Comercio de Comodoro Rivadavia y Esquel ante Vialidad Nacional, declaraciones de autoridades provinciales relacionando las altas cifras de accidentes viales con el mal estado de las rutas, gestiones de legisladores nacionales ante los organismos correspondientes para revertir la situación. Encontramos el peso de una realidad que nos agobiaba y también nos decía que al fin es verdad que todo pasa por alguna razón.
Cada una de las personas que perdimos a Susana, decidimos dejarla ir de una manera diferente.
Mi decisión fue hacer un uso más activo de mi voz ciudadana. Desde ese momento, en cada espacio mediático que he ocupado, el reclamo para que se terminen las obras de pavimentación de esa ruta ha sido una constante. He mantenido el tema en mi agenda informativa, en el micrófono de cada una de las radios que me han visto pasar desde entonces. Llorando, con voz quebrada, con indignación, con calma. Como saliera, pero sacándola afuera. Y este año, este es el espacio y la dimensión de mi voz.
En el 2004, casi un mes después del accidente, el actual Gobernador de la Provincia anunció la reparación inmediata de ese tramo de la ruta. Decidí escribirle contando el detalle de todo lo ocurrido, contándole sobre Susana. Lo hice para que esa acción y esa obra tuvieran un nombre y una historia para él, pero también para manifestar gratitud y apoyo a su gestión. Es anecdótico que supiéramos que no era posible la reparación “inmediata”, porque todo depende de un plan nacional que sigue su marcha y tiene todas las etapas de las obras públicas. El gesto, la puesta en el ojo público, era lo importante. Quizás en los esquemas de soluciones express que muchas veces reclamamos este parezca un gesto vacío. Les aseguro que no lo fue.
Hace un año, en una cadena de mails, pedí a mi círculo más cercano que escribiera a sus legisladores nacionales, que comentaran el caso con sus amigos, que reenviaran el mail a sus contactos. No sé qué tan lejos hemos llegado por esa vía, pero si al menos una persona se sintió involucrada es suficiente.
Y también decidí comenzar a escribirles a mis representantes en el Congreso de la Nación.
Toda vez que le cuento a alguien que hice y hago esto, me miran como si fuera un personaje de película y en cualquier momento comenzaran a aparecer los títulos de cierre. Es una de esas cosas que hace la gente en otro lado, en otro paisaje. Acá, no.
Sólo un legislador ha respondido siempre: el Senador Nacional Marcelo Guinle. Y la respuesta escrita ha sido detallada sobre todos los estadios de la obra y el grado de avance, pero la más importante ha sido la respuesta de gestión. Durante años ha mantenido en su agenda de gestión un reclamo e interés constante por el estado de transitabilidad de las rutas, y la Ruta 40 ha ocupado un lugar de preeminencia.
No importa que haya sido el único. Uno es suficiente. Uno hace la diferencia. A los otros, ya no los voto.
Hoy la Ruta 40 va rumbo a convertirse en la columna vial-turística más importante del país. El plan de inversiones continúa, las obras también. El tiempo pasado sin gestión es tiempo perdido, pero el futuro es prometedor. No es un logro personal, pero sí es una batalla ganada para iniciar otras.
Les cuento todo esto tal vez para exorcizar tristeza, pero también para pedirles que consideren tener un día de acción ciudadana activa y positiva, sobre este tema o sobre el que los preocupe. No una reacción anónima y del momento. Sí una acción, con nombre, apellido y documento, poniendo en verdadero juego nuestro rol de ciudadanos de una democracia.
Escriban a sus legisladores. Contacten a sus Gobernadores e Intendentes. Pónganles una cara y una historia a las políticas de Estado. Apoyen lo que les resulta válido, pidan acciones sobre lo que no funciona. Comprométanse.
Que sea hoy o un día cualquiera, no importa. Lo importante es poner a girar la rueda, ser uno de los engranajes del cambio.
“Para que nuestra esperanza sea más que venganza / sea siempre un camino que se deja de herencia”, dice alguna canción por ahí.
Que así sea, que así sea, que así sea.
Gracias.